Identificaron los restos de un mercedeño que la dictadura asesinó en Avellaneda
El 30 de diciembre de 1976, Rubén Amaro González salió de la fábrica donde trabajaba y jamas llegó a su casa. Días después, la familia recibió un telegrama avisando que Rubén estaba desaparecido.
La historia de Rubén Amaro González
Rubén Amaro González nació en una familia de 14 hijos del paraje rural Timbocito, muy cerca de Mercedes. En 1974, a los 18 años de edad, decidió ir a trabajar a Buenos Aires para ayudar a su madre que en ese mismo año había quedado viuda.
El joven trabajaba en Cristalux, fábrica de los platos Durax, y vivió un tiempo con una hermana hasta que la fábrica construyó un barrio y le entregó una vivienda.
«En Navidad de 1976 estuvo en Mercedes y el 30 de diciembre de ese año, al salir de la fábrica no llega a su casa, por lo que días después nos llega un telegrama para avisarle a mamá que viaje urgente porque Amaro estaba desaparecido», dijo Amada, que recordó que su madre murió en 2011.
«Mamá nunca pudo saber que su hijo fue asesinado; no se sabía nada de él», sostuvo la mujer, que relató que una vez que se produjo el retorno a la democracia le comunican que los restos podían estar en el cementerio de Avellaneda, luego de que la causa judicial abierta oportunamente se paralizó.
Según reconstruyó Vassel en el encuentro con los medios, «la muerte de Amaro fue documentada y ocurrió luego de que un retén de la Policía Bonaerense lo fusiló al bajarlo de un colectivo, para abandonar su cuerpo en un basural de Villa Domínico».
«Luego de un proceso semilegal la policía encuentra el cuerpo e inicia una causa penal, pero es una forma de decirlo porque lo único que se halla en la causa es un informe circunstanciado, fotos, huellas dactilares, pero ningún pedido del juez para identificar de quién eran los restos, ni hay informe balístico o médico», cuestionó el referente de derechos humanos.
El reconocimiento del cuerpo
A partir de una gestión de Vassel, en 2017 la familia aporta las muestras de sangre para el cruzamiento de datos genéticos, con lo cual el EAAF comienza a guiar la búsqueda, marco en el que, en febrero de 2020, se realizó la exhumación en el cementerio de Avellaneda, donde en una tumba NN reutilizada se hallaron restos de varias personas.
«Desde entonces, el proceso de identificación se extendió hasta marzo de 2023 y algunos de esos restos pertenecen a Amaro», concluyó Vassel, quien celebró que «termina un periodo de búsqueda pero inicia otro que es un derecho para las familias, como es el duelo».
«Esto volvió a remover todo el dolor que llevamos adentro porque mamá murió esperando a su hijo y hoy lo voy a poner de nuevo en su regazo, de donde nunca tuvo que haber salido». dijo Amada González.