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Cómo cambió nuestro cerebro con el uso del celular, según distintas investigaciones

"Los celulares llaman nuestra atención permanentemente y este exceso de estímulos pone al cerebro todo el tiempo en estado de alarma. Esto genera un estrés, que reduce nuestro rendimiento, y a largo plazo puede arruinar nuestra salud"

Un estudio de la Universidad de Heidelberg de 2022 indicó que el uso excesivo del teléfono celular puede afectar al cerebro e incluso generar síntomas propios de una adicción.

El informe indicó lo siguiente: «Los celulares llaman nuestra atención permanentemente y este exceso de estímulos pone al cerebro todo el tiempo en estado de alarma. Esto genera un estrés al que el cerebro responde liberando hormonas como el cortisol, lo que reduce nuestro rendimiento, y a largo plazo puede arruinar nuestra salud».

¿La mente puede recuperarse del exceso de celular? ¿Cuáles son los principales signos de las modificaciones cerebrales causadas por el uso de celular? Al respecto, Noticias Argentinas dialogó con Alejandro Andersson, neurólogo y director del Instituto de Neurología de Buenos Aires.

«Efectivamente, el exceso de estímulos y el estado de alerta constante pueden tener muchas consecuencias en el cerebro y su funcionamiento», introdujo Andersson. En este sentido, enumera las principales consecuencias observadas:

Estrés crónico: el estado de alerta constante puede llevar a un aumento en los niveles de estrés crónico o distrés.

El estrés sostenido puede tener efectos negativos en el cerebro, como la reducción del tamaño del hipocampo, una región cerebral importante para la memoria y el manejo del estrés.

Fatiga mental: la sobreexposición a estímulos puede llevar a la fatiga mental, lo que dificulta la concentración y la toma de decisiones. Esto puede afectar la productividad y la calidad de vida.

Cambios en la estructura cerebral: algunos estudios sugieren que la exposición crónica a estímulos digitales puede llevar a cambios en la estructura cerebral. Por ejemplo, la disminución del volumen de ciertas regiones relacionadas con la atención y la memoria.

Disminución de la atención: el bombardeo constante de notificaciones y mensajes puede reducir la capacidad de mantener la atención en una tarea específica durante períodos prolongados. Esto se asocia con una disminución de la productividad y un aumento de los errores.

Dependencia digital: el uso excesivo de dispositivos electrónicos, como smartphones, puede generar síntomas de adicción comportamental. Las personas pueden sentir la necesidad compulsiva de revisar sus dispositivos y experimentar ansiedad o irritabilidad cuando no pueden hacerlo.

Problemas de sueño: la exposición constante a la luz azulada de las pantallas antes de dormir puede interferir con la calidad del sueño. Esto puede llevar a problemas de insomnio y afectar la capacidad de recuperación del cerebro durante el descanso.

Ansiedad y depresión: el estado de alerta constante y la dependencia digital pueden contribuir al desarrollo de trastornos de ansiedad y depresión en algunas personas.

Los cambios provocados, ¿son reversibles? «La reversibilidad de los cambios en el cerebro causados por el exceso de estímulos y el estado de alerta constante puede variar según diversos factores, como la gravedad de los cambios y la capacidad de adaptación del cerebro: Teóricamente muchos de estos cambios son reversibles o pueden mejorarse significativamente con la adopción de hábitos y estrategias adecuadas, mientras que otros pueden ser más persistentes», detalló Andersson.

Entre los cambios potencialmente reversibles, mencionó los ocurridos en la estructura cerebral. En este sentido, aseguró que «algunos estudios sugieren que la disminución del volumen de ciertas regiones cerebrales, como el hipocampo, debido al estrés crónico y la sobreexposición a estímulos digitales, puede ser reversible».

«La adopción de estrategias de manejo del estrés, el ejercicio regular y el descanso adecuado pueden ayudar a restaurar el tamaño y la función de estas regiones», añadió.

Al mismo tiempo, mencionó los cambios producidos por la adicción a dispositivos electrónicos y las redes sociales.

«Puede ser tratada y revertida con el apoyo adecuado. La terapia cognitivo-conductual y la terapia de modificación de comportamiento han demostrado ser eficaces en el tratamiento de la dependencia digital. Con el tiempo, las personas pueden aprender a controlar su uso de dispositivos y reducir la necesidad compulsiva de estar en línea constantemente», señaló.

Los problemas de sueño, y los problemas de ansiedad y depresión también pueden aparecer como consecuencia de un mal uso del celular

En el primer caso, Andersson consideró que «si se comprueba que los problemas de sueño están relacionados con la exposición a pantallas antes de dormir, hay que mejorar los hábitos de sueño y reducir la exposición a la luz azul de las pantallas puede ayudar a restaurar un patrón de sueño más saludable»

En el caso de la ansiedad y la depresión, cuando están relacionadas con el exceso de estímulos y la dependencia digital, «pueden ser tratadas con terapia psicológica y, en algunos casos, medicamentos recetados. La recuperación puede llevar tiempo, pero es posible».

Por último, Andersson brinda una serie de sugerencias para aprender a cuidar el cerebro en relación al uso habitual del celular (y redes sociales).

Poné límites al tiempo: establece horarios fijos para usar el celu y las redes sociales. Evita chequearlo todo el tiempo y elegí momentos específicos del día para hacerlo.

Apaga notificaciones innecesarias: configura el celular para que solo te mande notificaciones de las apps y contactos más importantes. Esto reduce la interrupción constante y la necesidad de estar pegado al celular.

Desconéctate digitalmente: dale tiempo al cerebro sin pantallas, sobre todo antes de ir a dormir. Esto mejora la calidad del sueño y baja el estrés digital.

Limitá el uso de las redes sociales: corta el tiempo que pasas en las redes sociales y pensá en borrar o reducir tu presencia en plataformas que no suman a tu vida.

Favorece las relaciones en persona: Poné en primer lugar las relaciones cara a cara en lugar de las interacciones online. Esto fortalece tu bienestar emocional y mental.

Hace meditación y mindfulness: Estas técnicas te ayudan a reducir el estrés, mejorar la concentración y mantener la calma en un mundo digital agitado. Mantenete activo: hacer ejercicio físico es clave para el cerebro. Ayuda a mejorar la circulación, bajar el estrés y cuidar tu salud mental.

Come bien: una dieta equilibrada, con alimentos ricos en antioxidantes, grasas saludables y vitaminas, es fundamental para el cerebro.

Aprendé cosas nuevas: mantené tu mente activa y desafiada. Aprender cosas nuevas, como idiomas, tocar un instrumento o ejercicios mentales, puede estimular el cerebro.

Busca ayuda si la necesitas: si sentís que estás medio pegado al celu o tenés problemas de salud mental relacionados con la tecnología, considera buscar ayuda de un terapeuta o consejero.

Hacé una pausa digital: cada tanto, desconectate por completo de la tecnología durante un día o un finde. Esto te ayuda a recargar energías y a ver cómo llevás tu relación con la tecnología.

Prioriza actividades sin pantalla: dedícale tiempo a actividades offline que te gusten, como leer, hacer ejercicio, pasear al aire libre o hobbies.

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