Montevideo está cerca de quedarse sin agua potable
Arribaron a Uruguay caños de Brasil para cambiar la fuente de abastecimiento.
La crisis del agua potable en Uruguay sube la ansiedad del Gobierno de ese país -que por la gravedad del tema ya tomó la posta de informes que antes dependían de la intendencia- y de más de la mitad de los uruguayos que habitan la capital charrúa y hace dos meses viven con agua «salada» saliendo de la canilla.
Por tres años de sequía ininterrumpida, las reservas de agua dulce están en su mínimo histórico: 1,8%. Si bien desde OSE, la empresa estatal que brinda el servicio en todo el país, dicen a Clarín que «no hay fechas», que no haya un deadline oficial no cambia el pronóstico «seco».
Cada vez está más cerca el día en el que ya no pueda consumirse el agua corriente.
Sin lluvias considerables a la vista que terminen con el problema, están trabajando contrarreloj en busca de alternativas.
OSE confirmó a Clarín que por ruta están llegando desde Brasil caños para una obra que ya empezó, llevará cuatro semanas en total «dependiendo de cuando lleguen los caños» y terminaría siendo una nueva fuente de agua «totalmente dulce».
Hoy, la que sale de canilla es apta para consumo porque se corrieron los límites máximos de sodio y cloruro, al recurrir a una mezcla de tres caudales para poder mantener el servicio. Esto puede cambiar.
Según el reporte oficial, en la represa de Paso Severino, la principal fuente dulce de la zona metropolitana, hay apenas 1,1 millón de centímetros cúbicos de agua y se utilizan 80.000 al día. Desde el diario uruguayo El País calcularon que se acabará «en una semana o 10 días».
OSE no confirma esa estimación. «Es un comportamiento dinámico el del agua, aunque se reconoce la complejidad de la situación. Pero no hay día fijado», explican a Clarín.
El presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, había advertido que se avecinaba un período en el que el agua no se podría beber. A menos que lloviera lo suficiente o a que se terminen las obras hídricas que comenzaron en Paso Belastiquí para llevar agua dulce desde el río San José hasta el Santa Lucía.
Eso no resolverá la situación porque el agua seguirá conteniendo sodio y cloruro, pero al menos servirá para contener la crisis durante un período, podría decirse, «de gracia».
Los trabajos para esas obras se vienen realizando según los tiempos esperados, según explica OSE. La novedad es que llegaron ya 1.000 metros de caños desde Brasil que son clave para terminarlas. Esa obra permitirá el ingreso y la salida de agua proveniente del Río de la Plata al embalse Belastiquí-Aguas Corrientes, así como la retención del agua ingresada al embalse, lo que servirá para mantener el volumen y no perder agua con la fluctuación de las mareas.
En tanto, la represa Campanario, que está en construcción, consiste en un dique sobre el río San José que va a tener la finalidad de embalsar la mayor cantidad de agua dulce de su cauce.
¿Cuál será entonces la fuente de agua «totalmente dulce»? Con más caños provenientes de Brasil, se está avanzando en la obra de 13 kilómetros de extensión para la captación y el trasvase desde el río San José al río Santa Lucía. Directo.
Esto permitirá que no haya que recurrir al Río de la Plata para abastecerse, como sucede ahora, a pesar de los elevados porcentajes de sal que contiene. Cuando se termine, dentro de un mes, el agua en Montevideo y el resto de la zona metropolitana volverá a ser la de antes, con los clásicos niveles de sodio y cloruros, es decir, con su clásico sabor dulce.