La fiesta de los campeones del mundo fue completa en River

El seleccionado argentino completó anoche su primera fiesta post Mundial ante el multitudinario público que colmó el renovado estadio Más Monumental con un triunfo sobre el final ante Panamá por 2 a 0 que tuvo como frutilla del postre el gol 800 en la carrera de su capitán, Lionel Messi, en su séptimo intento de tiro libre.

La presunta desproporción entre el campeón del mundo y el conjunto panameño, que vino a afrontar el compromiso con equipo alternativo, si bien se notó en la jerarquía individual y colectiva, no se tradujo en el resultado y tampoco en acumulación de situaciones de gol durante la etapa inicial.

Salvo un tiro libre que rebotó en el palo izquierdo ejecutado por Messi, que antes de esa acción terminó raspado en la rodilla derecha, sobre el cuarto de hora, no hubo otras aproximaciones con riesgo real para el arco defendido por José Guerra.

Los dirigidos por Lionel Scaloni hegemonizaron la posesión del balón, pero lo manejaron en forma de abanico entre tres cuartos de cancha y el área rival, sin profundizar.

La fiesta no parecía ser completa por entonces, pero a su vez tenía el atractivo que ofrece un partido jugado “en serio”, con una oposición real para el “homenajeado”. Y eso intentó Panamá: no ser un simple partenaire.

El complemento transitó por el mismo camino. De entrada, Scaloni realizó tres cambios, dos más antes del cuarto de hora y el sexto y último a los 23 minutos. Es decir que a esa altura del complemento se varió el 60 por ciento de los jugadores de campo que iniciaron la final del Mundial de Qatar.