Caso Dashe: «A las víctimas nos enmudeció la impunidad que tenía»
El abuso sufrido por Laura ocurrió hace 23 años atrás y, pese a su testimonio, no se inició una causa formal en torno a su caso. Ahora, acompaña e insta a las víctimas a tomar coraje y denunciar, para sumarle años de cárcel al médico.
Laura tenía tan sólo 21 años cuando decidió realizarse chequeos ginecológicos de rutina. Ir con un médico hombre ya le causaba una sensación extraña, y en los 90, la sociedad correntina no aceptaba que un «encumbrado» sea acusado de tales delitos. Laura fue abusada a puertas cerrada y despierta. Hasta hace poco sintió terror al cruzarse con su abusador en los pasillos de un centro médico capitalino. Hoy tiene sentimientos de alivio por su detención y una impotencia enorme, de que no le hayan creído hace 23 años atrás, cuando el ginecólogo Gerardo Dashe ya sumaba víctimas a su largo historial de vejámenes contra mujeres. Preso desde el martes 14 por «abuso sexual gravemente ultrajante», va camino a juicio.
«No tenía esperanza de que alguna vez vaya preso, porque lo veía moverse con tanta impunidad. Vi que hubo chicas que lo denunciaron y la Justicia lo ayudó a que siga haciendo de las suyas como si nada. A nosotras, las víctimas, nos enmudeció la impunidad con la que se movía en todos los ámbitos y la cobertura legal que tenía para seguir abusando sin consecuencias. Si esto pasaba a en el 2008 o 2009, imagínate lo que era a mediados de los 90 cuando abusó de mí». Con estas durísimas palabras Laura, una víctima más del médico correntino, comentó su calvario.
«Cuando Dashe abusó de mí, yo tenía 21 años. Necesitaba hacerme unos chequeos médicos y él iba a atenderme en la Clínica de la Mujer, donde tenía su consultorio. Fui por primera vez. Hicimos consultas previas muy rápidas; nada para desconfiar. Me pidió hacer un Papanicolaou y me citó en su consultorio. Cuando llegué, cerró la puerta con llave. Yo estaba sola, aterrada, muy jovencita y vulnerable. Me pidió que me sacara la ropa interior. Me hizo acostar en la camilla y a los pocos segundos, cuando menos me imaginé, comenzó a practicarme sexo oral. Viví un momento de terror. Me quedé dura del miedo; no supe reaccionar», narró aún conmovida por su experiencia de hace 23 años. Los recuerdos son muy claros hasta hoy.
Laura recuerda que del consultorio salió y fue derecho a su obra social, en la cual se encontraba un conocido dirigente sindical a quien le comentó lo que le había pasado. «Les narré lo que hizo el tipo y no me creyeron en lo absoluto. Ninguno de los que estuvieron ahí ese día me creyó. No pude hacer la denuncia, porque me di cuenta que iba a quedar expuesta al escarnio social. No me quiero imaginar la cantidad de mujeres a las que le hizo lo mismo en estos 23 años, y a cuantas antes que a mí, sabiéndose totalmente impune».
«Me costó muchísimo hablar. A muchos les relaté de lo sucedido y no me creyeron. 23 años después nuestra realidad es otra. Hoy ha cambiado todo. Hay un colectivo de mujeres que nos contiene, acompaña, asesora, pero sobre todas las cosas y principalmente, nos cree».
«Hoy yo tengo 44 años. Cuando lo veo encerrado y camino al juicio, sólo pienso en que al fin la justicia nos creyó. Ojalá que finalmente haya un verdadero giro y se lo castigue con muchísimos años por el daño que nos hizo a tantísimas mujeres. Ojalá que otras más se animen a denunciarlo, porque es necesario que no vuelva a las calles. Ese hombre es un monstruo que no merece estar libre entre la gente, porque cuando pueda va a volver a atacar a otra inocente y arruinarle la vida como a nosotras. Que se pudra en la cárcel», concluyó Laura, quien asegura que ahora siente un poco más de paz.
Fuente: Diario Época