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Marcelo Gallardo rompió el silencio a cinco meses de su salida de River Plate: “Necesito encontrar un lugar que me haga sentir algo, una identificación”

El Muñeco, tras su exitoso paso por el Millonario, es seguido de cerca por las principales instituciones de Europa. También rememoró la histórica final de la Libertadores ante Boca

Marcelo Gallardo marcó una verdadera era en River Plate en su paso como entrenador. Además de convertirse en leyenda por la cantidad (e históricos -como la Libertadores en Madrid ante Boca Juniors-) de títulos que levantó, el Muñeco dejó un legado imborrable y se ganó el respeto de los principales clubes de Europa.

Desde hace varios meses que su nombre aparece como alternativa para sentarse en los principales bancos de suplentes. Por ejemplo, en el Viejo Continente advierten que es opción para recalar en PSG en caso que destituyan a Christophe Galtier (fue futbolista del conjunto de la capital) o en Chelsea, donde se reencontraría con Enzo Fernández. A cinco meses de su salida de Núñez, el DT reconoció públicamente en una entrevista con The Athletic que “estoy visualizando cuál podría ser el próximo paso en mi carrera”.

Pese a su deseo de volver al ruedo y buscar un nuevo desafío en su carrera, el ex Nacional de Uruguay dejó en claro cuáles son sus condiciones: “Tiene que relacionarse con un sentimiento. Tienes que encontrar la conexión adecuada, el lugar donde poder transmitir tus ideas. No soy el tipo de persona que simplemente se unirá a cualquier club antiguo porque quiera entrenar en Europa. Esa no es mi manera de operar. Necesito encontrar un lugar que me haga sentir algo. Necesito un sentido de identificación. Si no lo consigo, no tengo ningún problema en continuar con lo que estoy haciendo ahora”.

Al ser consultado sobre su estilo de juego, Gallardo explicó: “Hay diferentes formas de competir y todas son válidas. Algunos equipos prefieren sentarse y atacar el espacio porque tienen las herramientas para hacerlo. Hay equipos que buscan la iniciativa. Y luego hay muchos equipos que solo esperan”.

No me gusta esperar, porque se convierte en algo que no puedo controlar. Hay una impaciencia asociada con esperar a ver qué va a hacer el oponente. Eso me exaspera. Voy con lo que conecto, que es tomar la iniciativa. Me siento más cómodo siendo el protagonista. Verdadero protagonismo: con eso me identifico”, añadió.

Durante una entrevista que duró aproximadamente dos horas, el oriundo de Merlo sostuvo: “Puedes tener una forma de jugar, una idea. Ejecutar esa idea es algo completamente diferente porque hay un oponente frente a ti, tratando de obstaculizarte. Pero ese deseo de ser el protagonista es la base, y está muy relacionado con mi forma de sentir el juego. En River fluctuamos mucho a lo largo de los años: cambiamos y nos expresamos tácticamente de diferentes maneras. Pero la idea y esa determinación nunca cambiaron. La ejecución de la idea pudo haber sido mejor o peor, pero el objetivo seguía siendo el mismo”.

Para el Muñeco todo se trata de “gestionar momentos”. “Mirá a Argentina en el Mundial. Entendieron cómo manejar las diferentes etapas de un juego. Por momentos, Argentina le dio el balón y la iniciativa a Australia. Argentina se sentó y esperó y luego mantuvo la posesión después de tomar la delantera. Gestionar esos momentos es una parte fundamental del juego. Cuanto mejor los gestiones, mejor equipo serás. Necesitas jugadores con la inteligencia para reconocer esos momentos y aprovecharlos al máximo. Esperar requiere altos niveles de concentración. Atacar implica creatividad. Se vuelve muy difícil si no tienes jugadores que entiendan cómo sentarse pero que también puedan ganar la pelota y hacer la transición al juego creativo para lastimar a un oponente. Es fundamental encontrar ese equilibrio”.

Gallardo le atribuyó gran parte de su éxito como entrenador al respeto. “Si comienzas con respeto, puedes desbloquear muchas cosas. Ponemos mucho énfasis en eso, tanto en la victoria como en la derrota. Estás eufórico cuando ganas. Y cuando pierdes, tus miserias y malos comportamientos tienden a manifestarse. Ganamos y perdimos a lo largo de esos años pero lo hicimos con respeto. Eso fue fundamental”.

“Luego, después de establecer ese respeto, hubo libertades. Exigía mucho a los jugadores pero también quería que se sintieran cómodos. Siempre funcionó así: ‘Te doy este escenario y creamos este espacio, pero te voy a exigir mucho’. Eso se volvió normal. Cuando eso se entiende, todo lo demás fluye naturalmente”, aclaró.

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