Las lluvias intensas de este cierre de año expusieron serias falencias en el inicio del nuevo gobierno municipal de Mercedes, encabezado por el intendente Víctor Cemborain. A pesar de las promesas realizadas durante la campaña política, las acciones preventivas brillaron por su ausencia cuando más se las necesitaba.
Uno de los compromisos centrales del entonces candidato fue la limpieza de los arroyos, una tarea fundamental para evitar anegamientos y mejorar el escurrimiento del agua. En un video de campaña, Cemborain afirmaba: “Quiere volver Víctor y el equipo para limpiar la ciudad, sino no se escurre el agua”. Sin embargo, ante las primeras lluvias fuertes que azotaron a la ciudad, no se registraron trabajos previos ni medidas concretas que evitaran las malas condiciones que luego debieron soportar muchos vecinos.
Las consecuencias fueron visibles: calles inundadas, viviendas afectadas y familias que atravesaron momentos de gran dificultad. Frente a esta situación, la respuesta del municipio se limitó, hasta el momento, a la asistencia con ollas populares en casas de vecinos, una ayuda necesaria pero claramente insuficiente frente a un problema que requiere planificación, obras y políticas de prevención.
La asistencia social no puede reemplazar a la gestión. Atender la emergencia es importante, pero evitar que esta se repita debería ser el verdadero objetivo de un gobierno que recién comienza y que aún tiene tiempo para corregir el rumbo.
Los vecinos de Mercedes esperan que, en los años que restan de esta gestión, las promesas de campaña se transformen en acciones concretas y que la ciudad esté mejor preparada para enfrentar futuras lluvias. La expectativa sigue en pie, pero la paciencia empieza a ponerse a prueba.
